No es muy popular, o quizás si lo fue en tiempos pasados y dejó de serlo conforme a los nuevos dominados por la corrección política. Fuera como fuere, en tiempos antiguos se contaba una leyenda en la víspera de las Navas de Tolosa.
Se decía, que estando el rey Alfonso VIII dudoso de acudir al enfrentamiento con el desafiante imperio almohade, por lo que ello pudiera ...conllevar en sufrimiento y sangre para su pueblo. Sucedió un acontecimiento que cambiaría el rumbo de la historia.
El rey de Castilla se encontraba en uno de sus castillos al norte de su reino, dudoso de convocar a sus tropas para la batalla. Sabedor de que pocos eran los caballeros de Navarra, pocos los aragoneses, y aún menos los de León. Frente a todos ellos el imperio almohade arrogante, bravucón y fanático los duplicaba en número.
Por ello Alfonso VIII entró en la capilla de la fortaleza para pedir respuestas a Dios ante el desafío de los infieles.
La noche era oscura y cerrada, sin luna que iluminara las chozas de los aldeanos que se levantaban a los pies del castillo.
Fue entonces, cuando un sobresalto alarmó al rey castellano. Un ruido ensordecedor provenía de afuera de las murallas. El rey salió para ver que era aquel estruendo, y entonces vio con asombro. Como cientos de soldados decrépitos y esqueléticos habían salido de sus tumbas, llamando casa por casa a los aldeanos. Eran los fantasmas de todos los héroes muertos en batalla contra los moros que habían regresado de sus tumbas para llamar a los vivos, y unirse a ellos rumbo a las Navas de Tolosa. El fantasma del Cid, de Fernan Gonzalez, de Alfonso el astur y de los Ramiros. Todos habían despertado junto a sus mesnadas para combatir al fanfarrón a la par que numeroso imperio almohade, animando a los vivos a que se unieran a ellos. Mostrando que aun muertos, seguían teniendo el coraje que les faltaba a los vivos
El rey de Castilla impresionado por lo visto, comprendió. Hizo llamar a sus capitanes y les dio la orden de convocar a todas las tropas, mesnadas y milicias de su reino. – nos uniremos con Navarra y con Aragón. Partiremos hacia las Navas de Tolosa.
Se decía, que estando el rey Alfonso VIII dudoso de acudir al enfrentamiento con el desafiante imperio almohade, por lo que ello pudiera ...conllevar en sufrimiento y sangre para su pueblo. Sucedió un acontecimiento que cambiaría el rumbo de la historia.
El rey de Castilla se encontraba en uno de sus castillos al norte de su reino, dudoso de convocar a sus tropas para la batalla. Sabedor de que pocos eran los caballeros de Navarra, pocos los aragoneses, y aún menos los de León. Frente a todos ellos el imperio almohade arrogante, bravucón y fanático los duplicaba en número.
Por ello Alfonso VIII entró en la capilla de la fortaleza para pedir respuestas a Dios ante el desafío de los infieles.
La noche era oscura y cerrada, sin luna que iluminara las chozas de los aldeanos que se levantaban a los pies del castillo.
Fue entonces, cuando un sobresalto alarmó al rey castellano. Un ruido ensordecedor provenía de afuera de las murallas. El rey salió para ver que era aquel estruendo, y entonces vio con asombro. Como cientos de soldados decrépitos y esqueléticos habían salido de sus tumbas, llamando casa por casa a los aldeanos. Eran los fantasmas de todos los héroes muertos en batalla contra los moros que habían regresado de sus tumbas para llamar a los vivos, y unirse a ellos rumbo a las Navas de Tolosa. El fantasma del Cid, de Fernan Gonzalez, de Alfonso el astur y de los Ramiros. Todos habían despertado junto a sus mesnadas para combatir al fanfarrón a la par que numeroso imperio almohade, animando a los vivos a que se unieran a ellos. Mostrando que aun muertos, seguían teniendo el coraje que les faltaba a los vivos
El rey de Castilla impresionado por lo visto, comprendió. Hizo llamar a sus capitanes y les dio la orden de convocar a todas las tropas, mesnadas y milicias de su reino. – nos uniremos con Navarra y con Aragón. Partiremos hacia las Navas de Tolosa.
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