sábado, 10 de mayo de 2014

El proyecto de las Españas como movimiento políticoi

DIRECTRICES IDEOLÓGICAS


El proyecto de restaurar las Españas no puede detenerse solamente en una nueva organización político-administrativa. Esto solo es el primer paso, pero necesitamos algo más si no queremos volver a repetir los errores del pasado y del presente. Tenemos que construir un movimiento ideológico que sustente nuestra restauración en el ámbito social y laboral. No hay más camino que levantar una idea-fuerza, diferente, nueva, alejada de los conceptos vigentes en la actualidad y también del pasado aunque esté inspirada en lo que ese pasado tenga de perenne y válido. Un movimiento que ofrezca soluciones radicales e incontestables. Tal movimiento solo puede manifestarse de una forma práctica, pragmática y realista en la forma de un Partido:


El Frente Revolucionario Obrero Neo Socialista

(F.R.O.N.S.)


Principios fundamentales del Partido

El Partido adopta el nombre de "Frente" para indicar la amplitud de su ámbito social y político en el que caben todos los españoles y europeos sin distinción de clases. El acrónimo F.R.O.N.S. significa en latín, entre otras cosas, "Frente de combate, primera fila" porque este es el significado que le queremos dar: La vanguardia de la lucha obrera en un nuevo socialismo. Este acrónimo, con tal significado común en su acepción latina, puede así ser usado no solo por los españoles sino por todos los pueblos europeos.

El primer objetivo del Partido es dotar a España de una estructura político-administrativa acorde con su tradición y su realidad. Por ello proclamamos la formación de una República Federal compuesta por sus dieciséis regiones históricas: Galicia, Asturias, León, Extremadura, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Andalucía, Granada, Murcia, Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares y Canarias, invitando expresamente a Portugal para que se una al nuevo estado y teniendo en cuenta las reivindicaciones de Cantabria y Rioja.

El núcleo esencial del Partido será el Socialismo. Pero nuestro socialismo nada tiene que ver, salvo el nombre, con ese otro presunto socialismo "progre" en las antípodas de nuestra concepción de la historia y por eso lo calificamos de Neo-Socialismo. La novedad de este socialismo radica en primer lugar en que no es mundialista sino que se identifica como español y europeo porque entendemos que España no es una isla independiente y alejada del resto del mundo. Los problemas que hoy nos agobian no podemos solucionarlos en solitario. Pertenecemos a Europa y nos salvaremos o hundiremos con ella. Esto es un hecho sociológico y geopolítico de inevitable aceptación por nuestra parte. La situación mundial nos obliga a coordinar nuestros esfuerzos colectivamente con nuestros hermanos europeos. Tenemos la conciencia de formar parte de un colectivo antropológico que es el fundamento sine que non de nuestra vida colectiva, de nuestra historia, de nuestra cultura y en definitiva de nuestro ser más íntimo, con todo lo que eso conlleva étnica, histórica, cultural, social y hasta religiosamente, porque la gran familia europea en la cual estamos integrados, comparte, desde la noche de los tiempos, unos valores espirituales comunes permanentes y manifestados en todas las culturas que en tal espacio continental se han desarrollado: La céltica, la germánica, la helatina y la eslava.

Nuestro neo-socialismo, además, se caracteriza por otras tres cosas:

La preeminencia absoluta de los derechos e intereses de la comunidad sobre cualesquiera otros derechos individuales o grupales de la índole que fueren.

La erradicación implacable de la usura, de la especulación financiera y de la servidumbre del interés del dinero.

La supresión tajante de la sociedad de clases, basada en el poder adquisitivo de los individuos y su reemplazo por una sociedad de rangos, basada en el valor de cada persona en su servicio a la comunidad.

Nuestro neo-socialismo es por todo ello totalizador, obrero y democrático.

Totalizador, porque concibe todo dentro de la comunidad, nadie fuera de la comunidad y nada contra la comunidad.

Obrero, porque su fundamento es el trabajo y su protagonista el trabajador y nunca el dinero, la cuna o el privilegio.

Democrático, porque exigimos el poder y la participación del pueblo en las decisiones que conciernan a su destino a través del sus "procuradores del común" y de los plebiscitos.

Pero esta democracia obrera nada tiene que ver con la llamada democracia parlamentaria y liberal. El sistema parlamentario imperante no es otra cosa que la dictadura del dinero a través de las oligarquías partidistas que han demostrado sobradamente su corrupción porque está en las raíces del propio sistema el fomento de la malversación, de la codicia y de la usura.

Nos definimos también como "revolucionarios" y con ello queremos decir que pretendemos "re-volver" el sistema, es decir, volver a poner todas las cosas en su lugar natural y racional. Por eso no hay que confundir "revolucionario" con "subversivo".

Nuestra calificación de "revolucionarios" comprende tres conceptos esenciales: Justicia, Orden y Jerarquía.

La Justicia que es sencillamente "dar a cada uno lo suyo" de manera que las personas de bien tengan seguridad y trabajo digno y los delincuentes y asociales sean tratados con toda severidad.

El Orden, que implica el civismo y el respeto por las instituciones tradicionales de la sociedad europea y de Derecho Natural.

La Jerarquía, que impone la obediencia firme y leal a la autoridad designada por el pueblo.

Todo esto puede calificarse hoy como revolucionario puesto que los valores ahora vigentes son todo lo contrario, injustos, caóticos y niveladores y nosotros realizamos la reversión de estos contravalores retornando a los fundamentos prístinos de la Tradición y de la Naturaleza.

La calificación de "revolucionario" significa pues solidaridad, disciplina y subordinación.

Solidaridad, porque compartiremos comunitariamente y con equidad el producto de nuestro trabajo y la riqueza de nuestra tierra de manera que no haya ni una familia sin techo, ni un hogar sin lumbre, ni una mesa sin pan.

Disciplina, porque implantaremos en nuestras vidas la norma imperativa del cumplimento estricto de nuestros deberes laborales, familiares, sociales y patrióticos.

Subordinación, porque no admitimos de ninguna manera la igualdad anarquizante y niveladora de los hombres, sino su escalonamiento social, con distintos deberes y derechos (estos como consecuencia de aquellos) en función del trabajo honesto, la capacidad productiva y la eficacia e importancia de cada puesto de trabajo.

En este sentido nosotros aglutinamos la errónea dicotomía entre "obrerismo" o "aristocracia" porque el Partido es al mismo tiempo "obrerista y aristocrático". Todos somos obreros, pero solo los mejores obreros serán los dirigentes. La nueva aristocracia será la del trabajador manual o intelectual, la del productor, el filósofo, el científico, el artista, el campesino y el soldado.

El Partido, que también tiene una estructura federal pero cuya autoridad máxima será su Comité Central, se extenderá como una red viva en todos los estamentos sociales establecidos en cada una de la regiones históricas de las Españas y de Europa, servirá como nexo ideológico común, como árbitro en las cuestiones más conflictivas y como atento vigilante de las desviaciones contra-revolucionaras que pudieran producirse. El Partido es, pues, el garante de nuestro gran proyecto colectivo hispánico y europeo.
Antonio Hernández Pérez


1 comentario:

  1. Menuda empanada mental. Una republica federal, dice, pero si eso es lo que quiere la ETA y Zapatero, la masoneria y el club bilderberg para España. Algunos "nazis" sois tan perniciosos y estais tan alejados de la realidad como todas las fuerzas de la anti-España. Que desgracia de pais.

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